Ha sido un día nefasto. De esos que llegas a casa con el cuerpo revuelto, y lo peor de todo es que todavía no ha acabado. Reviso el correo casi sin ganas, porque es lo que toca. Y entonces se me iluminan los ojos. Allí está ella, allí están ellos, que aunque se vayan bien lejos, aparecen como si ya supieran lo que ha pasado y siempre tengan la formula mágica para arreglarlo, el botón adecuado que hay que pulsar cuando las cosas no marchan bien. Amores míos, la buena vida y tupers dispersos por el mundo.
Siempre nos quedará Nacho, sí. Y el Hoppípolla. Sube el volumen. Whatever.
Amor, amor, amooor…
Siempre nos quedará Nacho, sí. Y el Hoppípolla. Sube el volumen. Whatever.
Amor, amor, amooor…
3 comentarios:
Hay mil maneras de contar la misma historia
y sólo un puñado de ellas
se aproximarán algo a la verdad,
porque a mí me han enseñado
que hay cosas que no hay que contar
jamás, jamaaaaaaaaaaaaaas
(Naho y Sigur, para mi siempre serán dos habitantes más de discordia). ¡Feliz sábado morning! me voy a comer la ciudad...
Voy a ponérmelas todas otra vez. Maratón Vegas. Bueno, en realidad estoy exagerando. Mejor me voy a tomar un cafecito y dedico la tarde a remembers y otros affairs.
Love you!!!
Publicar un comentario