lunes, 26 de octubre de 2009

¡Viva la novela!

Leo en la autobiografía crítica de Charles Darwin lo siguiente:

El punto en que cambió mi espíritu fue éste: hasta que conté treinta años, o poco más, me proporcionaba gran placer la lectura de poesías, de las obras de Milton, Gray, Byron, Wordsworth, Coleridge, Shelley, y siendo niño me entusiasmaron los dramas históricos de Shakespeare; también hubo época en que eran para mí cosa deleitosa la pintura y la música. Pero después no he podido soportar un verso: recientemente he tratado de leer a Shakespeare y me ha aburrido intolerablemente; asimismo he perdido el gusto por la música y la pintura: la primera en vez de producirme placer, me ha hecho pensar más en el trabajo que ocupaba mi ánimo. En cambio, las novelas que son obras de imaginación, dan asombroso descanso a mi mente, aunque no sean de las mejores, y no ceso de bendecir y alabar a los novelistas que tanto bien me causan.

Y yo estoy un poco igual, inapetente en casi todo y leyendo noveletas, ahora estoy con Retorno a Brideshead y encima de la mesilla esperan ansiosas Extraños en un tren y Una novelita lumpen. Y tan contento, que a Charles le pasaba lo mismo y no veo yo que se estirase de los pelos de la barba.

3 comentarios:

Almus dijo...

Genial, que ser lo proximo...
Que crees tu propia teoria de la evolucion...

P.irene dijo...

....y lo bien que sienta leer hasta altas horas de la madrugada....¿no te has enganchado a la novela sueca?

special_k dijo...

Pos claro que sí, jomio! Yo llevo tiempo intentando engancharme a alguna novela interesting, y pillo una buena de cada 3 reguleras que no termino... Así que conforme las vaya terminando me las va pasando please!
Que yo no sé porque todo el mundo se había empeñado en su afición a relatos y ensayos, con lo que molan las aventurillas...