sábado, 13 de septiembre de 2008

Gdansk

11 de septiembre de 2001, yo estaba preparando una maleta. Nervios de última hora. Pasillo arriba y abajo. De repente empiezan a dar imágenes por televisión. Un avión se había estrellado contra las torres gemelas. Mi maleta se seguía llenando. Otro avión se estrella sobre la segunda torre. Mi maleta es demasiado grande, debí haber comprado el otro tamaño. Una torre se derrumba. Luego la otra.
12 de septiembre de 2001. El único indicativo en el aeropuerto de Barcelona era: todos los vuelos a Estados Unidos cancelados. Ni extremas medidas de seguridad ni nada extraño. Yo aún creía inconscientemente que era como una serie de televisión, al fin y al cabo mi ego tan sólo me permitía pensar en lo que me venía por delante.
13 y 14 de septiembre creo que también cayeron en fin de semana. Un fin de semana de lloros por teléfono, de décimas de fiebre. De búsqueda del mar, porque yo iba a una ciudad con mar y éste no aparecía por ningún lado. Tranvías, parques, centros comerciales y mucha soledad. Otros destinos me esperan.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

A veces nos parece que cualquier tiempo pasado fue mejor...pero sabemos que no es así y tenemos que decírnoslo una y otra vez...con que venga líate la manta a la cabeza y a por los nuevos destinos...y recuerda que no estás sola en esta aventura que es la vida...
muchos besos

Cptn. dijo...

2001. Septiembre. Las frias regiones del centro y norte de Europa se convertían en el hogar de tres jóvenes ilusionados. República Checa, Finlandia y Polonia quedarán marcados en nuestro presente desde entonces: ilusiones que no se cumplen, decepciones que nos hunden, la taiga, la cerveza fria, la nieve que se acumula, el rápido anochecer, las visitas de amigos nos alivian, las llamadas de los nuestros y los llantos...
Parece que los meses pasaron pronto, pero entonces se nos hizo eterno.
Hoy los tres lo tenemos claro: volveríamos a pasar por eso.

Hembra Beta dijo...

Y ese doce de octubre con jamón, un chuchillo que no cortaba y vino dulce.Esa excursión a Hell. Esa semana en praga sintiéndome una chica-checa.Esos baños turcos con bañador y turbo-packet alquilado, esos mails maravillosos que me alegraban el alma, ese saber que alguien más estaba viviendo lo mismo que tu 800 km más arriba y 800 km más abajo, esos días de encuentro internacional, abrazo-terapia y descubrimiento del clown...
Son tantas cosas las que llevo dentro que necesitaría un blog entero para transmitirlas.
Ese triángulo que se formó durante el intervalo 2001-2002 nos ha hecho lo que somos ahora, tampoco salió tan mal la experiencia si de ello saqué a mis dos tesoros: eleni y cptn.
Os quiero...mucho...siempre.

Anónimo dijo...

Seguro que no fuiste la única que vió caer las torres de refilón porque tenía encima torbellinos mayores.
Curioso como tomamos sucesos ajenos como referencia de nuestra propia vida. Necesario.
Me alegra saber que ese triángulo es un tiempo que te agrada recordar, ¡bien aprovechado!.
Kisikos